lunes

CORREDOR


"Un condenado a muerte puede hundirse abrumado por la inminencia de su ejecución y por la insensibilidad del gobernador para el perdón, pero también hay una clase de hombre que lo que espera de la vida no es la piedad del indulto, sino la surrealista extravagancia de que para prolongar in extremis su amarga existencia de reo, el gobernador haya decido alargar cinco metros el corredor de la muerte".