domingo
EL AIRE NO TIENE ACERAS
"No sabría cómo explicarlo pero el caso es que aquella mujer iluminó mi vida en los peores momentos de mi existencia, aunque recuerdo que durante la cena siempre me dio la surrealista sensación de que aspiraba inútilmente a ser una refinada mujer de mundo, una de esas mujeres que fueron a Harvard para aprender que es de mal gusto comer con la boca llena. Fue ella quien una madrugada me dijo: "Tienes que centrarte, cielo. El aire no tiene aceras". Fui injusto. Creí que el techo cultural de aquella fulana era el almanaque de un chapista, pero lo cierto es que su pelo era la librea del aire."