miércoles

LUZ DEL ALMA

Recuerdo que de niño mi madre me insistía en la luz del alma. Con el tiempo descubres que lo que llevas dentro es el contador de la silla eléctrica. ¡Y qué importa! El electricista del manicomio me deja extenuado. Creo que el cansancio es la única cordura que me puedo permitir. También podría morirme para alcanzar la lucidez de la posteridad. Pero la muerte me interesa poco. La muerte sólo sería una buena excusa para llegar tarde a mi funeral.