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GENERO DE CALIDAD
El 'Delcraux' no se distingue precisamente por una sofisticada carta internacional. También es cierto que la clientela no es la más refinada del mundo y que al paladar de algunos le cuesta distinguir entre una chuleta y una silla de montar. Falta clase, sofisticación, idiomas, pero nadie duda de que el género es de la mejor calidad. Las chuletas del 'Delcraux" son grandes y expresivas y con un par de frunces podrías hacerte con ellas un juego de máscaras para Halloween. Dice un camarero que en los momentos de soledad de madrugada, recuerda haber encontrado consuelo en la rotunda carne que prepara el cocinero. "Te quedas mirando aquel pedazo de carne y no sabes si comerla o sincerarte con ella. A la gente, lo que le gusta es llevarse a la boca algo denso, sabroso, abundante, que se sepa que estuvo vivo y que tuvo familia, una de esas chuletas que tienen parecido con alguien, la carne de siempre, la receta eterna, uno de esos enormes trozos de carne que bien se merecen llevar tu apellido".