domingo

BECQUER


"Cuando era un muchacho, caí en la tentación de leer las rimas de Bécquer. Como suele ocurrir, no tardé en acusar en mis frases la pegadiza influencia rítmica de aquel tipo que escribía las cosas para ser deletreadas con un piano de cola en el rincón más húmedo y floral del parque, sentado al lado de una mujer a la que el sexo sólo pudiese causarle virginidad. Algún tiempo después decidí prescindir de las rimas de Bécquer, pero tardé un par de años en hablarle a una chica sin que a mi respiración se le notasen la puntilla, el arpa y las alondras."