martes

CUATRO PARRAFOS

¡Qué cosas tiene la luminotecnia del ser humano! Aquella luz de los doce años sólo la vas a encontrar otra vez en tu faz cuando descubras que ha empezado a escribir en tus ojos la tiza de la muerte, y que en tu rostro lo único que llama la atención no es la señorial elegancia de la madurez, sino el demacrado crustáceo de la quimioterapia, el hule con el que llega calladito el viático. Y entonces recordarás lo idiota que fuiste diciéndole a una mujer las frases que habías pensado para otra. Así son las cosas, amigo: le dijiste al oído cuatro párrafos amorosos a aquella mujer que solo esperaba de ti una pulsera y un 'martini', haciendo tiempo en la barra del Ritz.