Estábamos los dos en el mismo lugar y a la misma hora, pero éramos tan distintos...yo estaba allí recién salido de la lluvia y ella era sólo una transparencia de otra película que el viento había arrastrado desde el cine hasta mi rincón.
Por la noche, el Cheka me dijo: "Desengáñate, amigo, hay mujeres que nunca son para tipos como nosotros: son el premio de un sorteo al que siempre llegaremos tarde. Sus pisadas acaban sin remedio donde se reúnen los pies de otros hombres, igual que en unas calles el viento junta las colillas de los proscritos y en otra calle bien distinta la brisa reagrupa los sombreros de las damas.
Olvida a esa chica, muchacho. Ellas vuelan como alondras para los rifles de los cazadores y nosotros nos hemos metido en la lluvia sin gabardina y sin paraguas".